Clases de Conversión
Módulo 1
PRINCIPIOS DE LA FE HEBRAICA
ACERCA DEL HOMBRE
Shalom javerim, shalom javerot,
Shalom Tzadikim
Hoy vamos a tener nuestra clase número 6, del módulo 1, Clases de introducción a la fe hebraica, en esta clase vamos a hablar del hombre y su relación con el Eterno, la semana pasada hablamos del Eterno, ahora hablaremos del hombre, pero mas que todo de su llamado a la Teshuvá, el hombre después de su caída el ofreció un sacrificio y desde ese entonces la humanidad esta llamada a la Teshuvá, esa Teshuvá ocurre de una manera interesante y muy optimo, porque ella se da a través de un proceso en el que el alma, la persona humana es restaurada, el alma no es algo que tenemos dentro de nosotros, y que después de que mueres sale y se va a un “cielo” o un “infierno”, nosotros no tenemos un alma sino somos un alma.
En la mente del Eterno, mucho antes de el hombre llegar a ser, este ya existía, ya estaba planeado ya estaba pre-ordenado, Ha Kadosh Baruj Hu ya tenía en sus propósitos la raza humana y esta antes de ser ya era en el Creador, veamos Bereshit/Genesis 1:26:
- Entonces dijo Elohim: Hagamos al hombre conforme a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.
Luego en los versos 27 y 2:7 se nos dice que El Eterno hizo al hombre. Ahí podemos ver claramente la pre-ordenación o pre-existencia NO FISICA sino planeada del Eterno. Entonces algo que debemos entender cuando hablamos de pre-existencia dentro de la mentalidad hebrea no es algo que ya existe antes de llegar a ser sino de algo que fue pre-ordenado mucho antes de llegar a ser y Ha Kadosh Baruj Hu uso cosas o formas para mostrarlo antes de hacerlo, ejemplo de esto lo vemos aun en nuestra redención. Aun el hombre redimido ya estaba en la mente del Eterno, por ello leemos en Efesiyim/Efesios 1:4 que mucho antes de la fundación del mundo ya estábamos redimidos en el programa divino. Pero, aunque Ha Kadosh Baruj Hu ya había planeado nuestra redención la aceptación de la misma fue voluntad nuestra de acuerdo al libre albedrío con que El Eterno nos creó. Entonces el hombre antes de ser creado, aun antes de ser redimido todo fue diseño del único y bendito Creador, y él lo único que hizo es usar medios o razones para ir trayendo a realidad cada una de las cosas que había pre-ordenado.
Bien, para comenzar ¿Cómo fue creado el hombre?
En primer lugar, el hombre fue creado a imagen de Elohim, conforme a su semejanza, la primera vez que vemos aparece la expresión ADAM traducida hombre, no tiene que ver con tierra rojiza, o humanidad sino con LA IMAGEN DE ELOHIM.
El primer hombre, Adán, fue hecho con elementos de la tierra, si lo fue. El nombre Adán tiene varios significados, de tierra roja, humanidad, pero un significado mayor de la expresión Adam tiene que ver con la forma en el que el hombre fue creado originalmente, como imagen de Elohé, la corona de la creación. De manera que la palabra Adán no sólo encarna los conceptos de tierra rojiza y humanidad, sino también la imagen del Eterno.
Ahora, algo que tenemos que recordar, y que ya mencionamos en una de las primeras clases es que cuando se dice que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Elohim, Cuando Ha Kadosh Baruj Hu dice de crear al ser humano a Su imagen y semejanza, nos remite a cualidades no físicas, sino trascendentes.
Les pido mucha atención, Imagen está escrito en el original como tzalmenu, que deriva de tzelem. Por tzelem ha de entenderse la capacidad intelectual y moral del ser humano, tal como El Eterno entiende y distingue moralmente, el humano lo puede hacer (cada cual, a su determinado nivel y capacidad, obviamente). Incluso sin buscar muy lejos, tenemos en nuestro idioma castellano la expresión "imagen mental" o "imagen interior", que no remite a nada material, sino a una representación psíquica.
Veamos una prueba de que tzelem es una capacidad intelectual/anímica, que nos la brinda el Tanaj, Tehilim/Salmos 73:20:
- "...al levantarte, despreciarás (de los malvados) sus imágenes (tzalmam)"
Tzalmam es "las tzelem de ellos". Si leen el salmo se darán cuenta que trata de que El Eterno desprecia las cualidades morales/imagen interior de los malvados, ya que no su apariencia/imagen física.
Semejanza está escrito como bidmutenu, y proviene de demut. Como con la palabra anterior, refiere a estados interiores de similitud con El Eterno, y no a semejanzas físicas, veamos Tehilim/Salmos 102:7:
- "Soy semejante (damiti) al búho del desierto; soy como la lechuza de los sequedales."
(Tehilim / Salmos 102:7)
Damiti proviene de demut. ¿Acaso al salmista le salieron alas y grandes ojos, además de ser comedor de alimañas? ¿No será que se asemeja interiormente al búho del desierto, en su solitaria tristeza? (Lea el salmo para comprender esta similitud). En el caso del ser humano con El Eterno, la capacidad interior descrita es la de construir en nuestras vidas de modo de asemejarnos al Eterno como creador. A diferencia de todas las otras criaturas, el ser humano es el único que puede crear, de innovar dentro de sus posibilidades, pues, Ha Kadosh Baruj Hu nos ha hecho semejantes a Él en este aspecto precioso.
Entonces ser creados a imagen y semejanza de Elohim no tiene nada que ver con apariencia física, pues para comenzar HA KADOSH BARUJ HU NO TIENE APARIENCIA FISICA NI IMAGEN ALGUNA (Devarim/Deuteronomio 4:12,15-16) (Shemót/Éxodo 20:2-5) en base a esto entonces cuando leemos que el Mashíaj es la imagen misma de Elohim (Qolasiyim/Colosenses 1:15) no debemos pensar que el es el Elohim mismo o igualito a Elohim sino que el Mashíaj es el reflejo del Eterno y que ha desarrollado la imagen del Eterno en el dado en su interior, la capacidad de desarrollar la vida para la que fuimos creados y que del mismo modo que El nosotros debemos desarrollar esas capacidades internas trascendentes que se nos han dado.
Vayamos por otro lado de pensamiento. Ya que no falta quien insista en la imagen y semejanza físicas o corporales a pesar de todo lo claramente expuesto, el Moreh Ribco presenta un planteo, aunque chocante, pero nos aclara lo que estamos hablando. Él dice:
- Supongamos que ustes conoce a una chica de nombre Gimena, usted ama a Gimena.
Es bella, realmente divina. Un cuerpo fantástico, una cara angelical. Esos ojos, ese cabello, su cuello, sus dientes más blancos que el blanco.
Una voz de ave canora, una gracia en sus movimientos de bailarina. Ama además su inteligencia, su risa alegre, su espíritu noble, su bondad, su entrega a la vida.
Usted ama a Gimena... ¿quién no lo haría? Y un día, ¡un accidente terrible!
Para salvarle la vida, los médicos amputaron los miembros inferiores y superiores totalmente. Perdió el bazo, un riñón, parte del hígado, un pulmón. Un ojo, todos los dientes, parte de la lengua, buena parte del cerebro, ambas orejas, su nariz es un agujero horrendo. Ni le digo las laceraciones y heridas varias... pobre, ya ni siquiera parece el cuerpo de un ser humano... es una masa de carne, sangre, huesos triturados, aparatos que la sostienen, todo eso envuelto y tirado sobre una cama... Pero, ¡vive!
¿Usted ama a Gimena? ¿La sigue amando? ¿Reconoce en ella a un ser humano? Yo sí... Y cuando despierte de su coma, y pueda hablar nuevamente (porque confío en que eso sucederá), y me diga (porque yo también la conozco y sé que lo hará) lo alegre que está de vivir, de verme a su lado, de sentir la caricia del aire en lo que queda de su cuerpo... ¡yo reconoceré la chispa del Eterno que sé que la forma!
¿Usted no? Supongo que también lo reconocerá.
¿Qué se nos quiere decir con esto? Se nos quiere decir que la persona remeda al Eterno en aspectos trascendentales, y no en vanas materialidades pasajeras. Ha Kadosh Baruj Hu creó al ser humano a Su imagen, esto diferencia a los humanos de los animales, el hombre puede razonar, pensar, etc., los animales no pueden. La imagen Divina apunta a un elemento espiritual o intelectual que hace al ser humano semejante al Creador y en esto el segundo Adam, Yeshúa alcanzo recobrar esa imagen desarrollando los elementos espirituales e intelectuales dados al hombre para estar conectado con su Creador y ser ejad (uno) con El.
Ha Kadosh Baruj Hu le dio al hombre libre albedrío, El hombre, gracias a su capacidad racional, si bien está expuesto a estímulos externos similares, puede crear un espacio entre el estímulo y la respuesta a este estímulo. Este espacio, es lo que llamamos “libre albedrío”, y sólo es posible gracias a la capacidad de “pensar”, A diferencia de los seres humanos, los animales no piensan. Los animales perciben imágenes, estímulos o sensaciones asociadas a la supervivencia y a la procreación y reaccionan. Al no tener conciencia de sí mismos y de entender lo que les sucede no pueden controlar esta reacción. Entonces la imagen del Eterno en el hombre le da dominio propio sobre las cosas.
Entonces, tener la “imagen” o “semejanza” del Eterno significa, en términos simples, que fuimos hechos para parecernos al Eterno, pero no en apariencia física. Adán no se parecía al Creador en el sentido de que Elohé tuviera carne y sangre. Rav Yeshúa mismo testifica que “Elohé es espíritu” (Yohanán/Juan 4:24) y por tanto Él existe sin un cuerpo material ES INCORPOREO. Sin embargo, el cuerpo de Adán reflejó la vida del Eterno, en cuanto a que fue creado con perfecta salud y no estaba sujeto a morir es decir poseía inmortalidad, pero a causa del pecado perdió la misma en su momento.
La imagen del Eterno se refiere a la parte inmaterial del hombre. Esto coloca al hombre aparte del mundo animal, adecuándolo para el “dominio” que El Creador le designó (Bereshit/Génesis 1:28), y capacitándolo para tener comunión con su Creador. Es una semejanza mental, moral y social. Mentalmente, el hombre fue creado como un ser racional con voluntad propia – en otras palabras, el hombre puede razonar y elegir. Este es el reflejo de la inteligencia y la libertad del Eterno. En cualquier momento alguien inventa una máquina, escribe un libro, pinta un paisaje, disfruta una sinfonía, calcula una suma, o nombra a una mascota, él o ella están proclamando el hecho de que fueron hechos a la imagen del Eterno.
El hombre fue creado para tener compañerismo. Esto refleja la comunión con El Creador y Su amor. En el Edén, la primera relación que tuvo el hombre fue con El Eterno (Bereshit/Génesis 3:8 implica esta relación con El Eterno), y El Eterno hizo a la mujer, primeramente porque “no es bueno que el hombre esté solo...” (Bereshit/Génesis 2:18) pero lo primero con lo que la mujer creada se relaciono fue con el Eterno, no con Adam. Luego El Eterno la trajo a Adam. Cada vez que alguien se casa, hace un amigo, abraza a un niño, o asiste a una Keneset (Congregación Local), está demostrando el hecho de que fuimos hechos a la semejanza del Eterno.
Parte del haber sido hechos a la imagen del Eterno, es que Adán tuvo la capacidad de tomar decisiones libremente. Aunque le fue dada una naturaleza justa, Adán hizo una mala decisión al rebelarse en contra de su Creador. Al hacerlo, Adán dañó la imagen del Eterno, de su interior, y cada ser humano hoy tiene a causa del pecado esa semejanza dañada a todos sus descendientes, incluyéndonos a nosotros (Carta a los discípulos en Roma 5:12). Hoy, todavía llevamos esa semejanza del Creador (Jacobo/Santiago 3:9), pero también llevamos las cicatrices del pecado, y mostramos los efectos mental, moral, social y físicamente. Las buenas noticias son que, cuando El Eterno redime a un individuo, Él comienza a restaurarlo su semejanza original, haciendo de él “... el nuevo hombre, creado según Elohé en la justicia y santidad de la verdad.” (Carta a los discípulos en Efeso 4:24; ver también Carta a los discípulos en Colosas 3:10), es decir el hombre vuelve a su Adam original creado a imagen de Elohim.
Vamos ahora al libro de Bereshit/Génesis 2:7:
- «Entonces YHVH (Adonai) El Poderoso formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Génesis 2:7)
Ha Kadosh Baruj Hu moldeó o creó al hombre de la tierra y le dio vida a esta forma física, Según el Génesis, Elohé creó al hombre a partir de la unión de dos elementos básicos: polvo de tierra y aliento de vida. Esta conjunción dio origen al primer ser viviente. Alma entonces es la persona viva, por eso la expresión llego a ser un ser viviente.
Lo interesante es que antes de que la palabra nefesh sea utilizada como vida humana, se usa para referirse a formas de vida inferiores pues los animales también son llamados almas vivientes (Bereshit 1:20, 24) entonces alma equivale a vida o ser vivo. En Levítico 24:18, por ejemplo, se tradujo como «animal». Nefesh simplemente se refiere a la vida física. De hecho, se traduce como «vida» en diferentes escrituras, incluyendo en 1 Samuel 23:15, que dice: «Viendo, pues, David que Saúl había salido en busca de su vida, se estuvo en Hores, en el desierto de Zif».
Ha Kadosh Baruj Hu hizo a Adam del polvo de la tierra en hebreo Adama, y soplo (Ruaj) en su nariz, nishmat kol jai (aliento de vida) y fue el hombre un nefesh (ser) (persona) viviente. Elohé sopló vida física (el aliento de vida) en el hombre y éste se convirtió en un ser humano que vive y respira. Veamos lo que Yob/Job 33:4 exclamó:
- «El espíritu de Elohim me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida»
El hombre es un alma, o un ser, lo cual es mucho muy diferente a tener alma. Al momento de morir, el aliento de vida deja el cuerpo, la mente deja de funcionar y el cuerpo se descompone.
- «Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos» (Tehilim/Salmo 146:4).
Esta faceta de la vida humana se podría resumir mejor de la siguiente manera:
- «Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo» (Qohelet/Eclesiastés 3:19–20).
¿Existe, entonces, alguna diferencia entre los hombres y los animales? El Sheliaj/Emisario Shaul/Pablo comprendió que hay un componente espiritual único del ser humano —el «espíritu del hombre»—, el cual explica la gran diferencia entre los seres humanos y los animales. Luego de la muerte, es este espíritu, el aliento de vida del Eterno y no un alma inmortal el que regresa al Eterno (Eclesiastés 12:7). Es más, como un chip de memoria, el cual retiene las marcas grabadas de la vida de una persona mientras espera una resurrección futura. La Biblia enseña que somos un alma y que el alma es mortal, por lo que la doctrina de la inmortalidad del alma en el momento de morir no tiene ninguna base bíblica.
Al decir que la muerte “entró en el mundo”, la Biblia da a entender que en un principio los seres humanos no tenían que morir, miremos Bereshit 2:17, el hombre fue creado para ser inmortal como su Creador, pero la condición era OBEDIENCIA, una vez el hombre desobedeció perdió el derecho a la inmortalidad y se hizo un alma MORTAL. En su caso, la vejez y la muerte son consecuencia de la rebelión del primer hombre contra El Eterno. Los animales, en cambio, no fueron hechos para vivir eternamente (Bereshit/Génesis 3:21; 4:4; 9:3, 4). A los seres humanos se nos creó distintos de los animales. Somos superiores a ellos, tal como los ángeles son superiores a nosotros (Ivrim/Hebreos 2:7). A diferencia de los animales, el hombre fue hecho “a la imagen de Dios” (Bereshit/Génesis 1:27). Además, la Biblia dice que Adán era “hijo de Dios”, pero no dice lo mismo de los animales (Testimonio de Uri/Lucas 3:38).
El pecado trajo como consecuencia la vejez, la enfermedad, la muerte, aunque aun seguimos llevando esta consecuencia de morir, la redención en Mashíaj nos otorga el perdón de pecados, y nos da la oportunidad de recuperar y alcanzar esa inmortalidad con la que fuimos creados, en la resurrección de los muertos.
Otras pruebas que apoyan la naturaleza física y temporal de la existencia del hombre se encuentran en el libro de Ezequiel, donde podemos leer que el alma (nefesh) que pecare, morirá (capítulo 18:4, 20). En un momento de angustia, el profeta Elías “se puso a pedir que muriera su alma” (Melajim Alef/1 Reyes 19:4). Jonás también “siguió pidiendo que su alma muriera” cuando estaba sufriendo (Yoná/Jonás 4:8). Efectivamente, el alma muere cuando la persona muere: no es inmortal. Visto, pues, que la persona y el alma son lo mismo, decir que alguien ha muerto equivale a decir que su alma ha muerto.
Pero ¿qué hay de los pasajes bíblicos en los que se menciona que el alma sale del cuerpo o regresa a él? Cuando la Biblia explica que Raquel murió al dar a luz, lo hace con estas palabras: “Al ir saliendo el alma de ella (porque murió), lo llamó por nombre Ben-oní; pero su padre lo llamó Benjamín” (Bershit/Génesis 35:18). Y al referirse a la resurrección del hijo de una viuda, Melajim Alef/1 Reyes 17:22 dice: “Jehová escuchó la [oración] de Elías, de modo que el alma del niño volvió dentro de él, y llegó a vivir”. ¿Demuestran estos pasajes que el alma sea una parte inmaterial, invisible, que pueda abandonar el cuerpo o volver a él? Recordemos que uno de los significados de la palabra alma es “vida”. Por lo tanto, el alma de Raquel iba saliendo de ella en el sentido de que su vida se estaba extinguiendo. De hecho, algunas Biblias expresan el sentido de la frase “al ir saliendo el alma de ella” con otras palabras; por ejemplo, “escapándosele ya la vida” (Biblia del nuevo milenio) o “con su último aliento” (Levoratti-Trusso). De modo similar, en el caso del hijo de la viuda, fue su vida lo que volvió a él (1 Reyes 17:23).
Las Escrituras revelan con claridad que el ser humano no tiene un alma, sino que es un alma: esta es la verdadera naturaleza del hombre. Por consiguiente, toda perspectiva de vida después de la muerte depende de la resurrección. La Biblia promete: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán [la] voz [de Jesús] y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio” (Yohanan/Juan 5:28, 29). Es en esta confiable promesa —y no en la doctrina de la inmortalidad del alma luego de morir— donde radica la verdadera esperanza para los difuntos.
Daniel 12:2
- “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”
La vida eterna no empieza al morir sino con la resurrección, Hasta ese momento aquellos que hayan muerto son presentados como “los que duermen en el polvo de la tierra”. Observe lo que El Eterno no le dijo a Daniel: “y muchos de ellos los cuales sus almas están en el cielo”. Lo mismo sucede con Shaúl/Pablo cuando habla a los Tesalonicenses sobre la muerte a la esperanza que tenemos en la resurrección, hablaba de aquellos “que duermen”: en cada verso de Tesalonicenses 4:13-16 menciona a los muertos. Veamos los términos que utiliza:
- “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Yeshúa murió y resucitó, así también traerá Elohé con Yeshúa a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Amo: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del maestro, no precederemos a los que durmieron. Porque el Maestro mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Elohé, descenderá del cielo; y los muertos en Mashiaj resucitarán primero.”
La esperanza de Shaúl/Pablo, la esperanza que El Eterno nos dio en su Palabra tiene un solo nombre: resurrección. En algún momento entre ahora y la resurrección algunos de nosotros (dependiendo de cuando venga el Maestro- ese tiempo nadie lo sabe) moriremos. No entraremos a un estado feliz en el cielo o el paraíso. Sino que estaremos durmiendo. ¿Dónde? En el polvo de la tierra, o como usualmente se le llama en la Palabra “Seól” o “Hades”, el dominio de la tumba. Esto es lo fácil y simple de aprovechar la Palabra del Eterno.
Si la enseñanza de la resurrección de los muertos se mantiene como enseñanza de las Escrituras ¿cuál es su significado entonces si los muertos adquieren inmortalidad inmediatamente al morir? Si las almas de los justos en el momento de morir ya están en el cielo, en una gloria tal como la de los ángeles ¿cuál es la razón de la resurrección?”. La doctrina de la inmortalidad del alma no es bíblica, es pagana y esencialmente incompatible con la doctrina bíblica de la resurrección de los muertos
1 de Corintios 15:22-23:
- “Así como en Adán todos mueren, también en Mashíaj todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Mashíaj, las primicias; luego los que son de Mashíaj, en su venida.”
Todos serán vivificados. Es en futuro. La Palabra lo pone muy en claro al decir que los muertos serán vivificados a la venida de Mashíaj y que NO están vivos ahora. Todo lo demás es una mentira, sin importar quién sea tu pastor, tu denominación o santo de tu iglesia favorita quien lo enseñe. Tu y yo tenemos una decisión que tomar ¿le creeremos al Eterno y a Su Palabra o a Platón, Sócrates y a lo que ellos trajeron a la iglesia a través de sus doctrinas? ¿Quieres ser un discípulo de Platón o un discípulo de Mashíaj? ¿Tomar la opción correcta significa levantarte contra la opinión popular (y el creer en la inmortalidad del alma es la creencia popular) y pagar el precio? ¿Nos importa eso o nos importa la verdad? ¿Nos importa lo que diga el hombre sobre nosotros o lo que Él Padre dice sobre nosotros? Como Shaúl/Pablo nos instruye:
2 Timoteo 2:15
- “Procura con diligencia presentarte al Poderoso aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”
Para una clase mas completa ver el video:
https://www.youtube.com/watch?v=41KcupBbbk8&list=PLRhx4kYSed2KnO5mCXMCMn6au-7upkFBm&index=6